EL OBRERO CRISTIANO
La teología pastoral en sus tres niveles tiene como protagonista principal al pastor, ubicándolo en el nivel de obrero. Este es el término bíblico más exacto con el cual Dios nombró a todos aquellos que llamó a su servicio, sea cual fuere su tarea y el nivel en que se desempeñan. El término OBRERO es el documento de identidad delante de Dios, teniendo en cuenta que Él no precisa patrones, sino obreros, porque Él es el dueño de la viña. Él es el patrón de esta gran tarea y nosotros, con nuestra identificación de obreros, algún día rendiremos cuenta delante de Él, para recibir recompensa o enfrentar nuestras vergüenzas, pues la Biblia enseña que es necesario que todos comparezcamos ante el tribunal de Cristo. El término obrero es bien bíblico. En Mateo 9:35, Jesús reflexionó sobre la desorientación y desamparo de la gente, y clamó la gran necesidad de obreros, pues la mies era y es mucha. La palabra nos da instrucciones con una clara referencia sobre la calidad del obrero: "Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad" (2 Timoteo 2:15), y reconoce que el obrero es digno de su sustento: "porque el obrero es digno de su alimento" (Mateo 10:10). Un obrero aprobado no es aquel que puede esgrimir certificados ni diplomas de cuántos seminarios existen. Dios no necesita de grandes capacidades naturales y humanas, pues la capacidad para un servicio fiel, leal e íntegro de un hombre que no tiene de qué avergonzarse, nos la da Dios.
El obrero es UNO QUE TRABAJA.
Dios necesita hombres y mujeres dispuestos a trabajar en su obra, sin pretensiones de lugares ni exigencia de comodidades, sino dispuestos a dar la vida si fuera necesario por cada alma que el Señor compró con su propia sangre.
En otras palabras, el que no aprende a servir a Dios como obrero NO SIRVE PARA NADA; se transforma en un inservible, pues el servirnos unos a otros es el espíritu del reino de Dios. EL QUE NO SIRVE, NO SIRVE. Un pastor no debe tener súbditos, sino hermanos y amigos. Un pastor no es señor o dueño, sino un ejemplo de servicio como de un obrero. Delante de Dios somos nada más que obreros desde el comienzo hasta el final de nuestra carrera.
PASTOR OSCAR DARUICH